En el contexto quirúrgico, donde la precisión, la técnica y la rapidez suelen ocupar el centro de la escena, hay iniciativas que vienen a recordarnos algo esencial: que antes de cada procedimiento, hay personas. Personas que sienten, que esperan, que confían. Y también, un equipo humano que se dispone a acompañar desde su saber, su hacer y su estar.

La Pausa Compasiva Quirúrgica es una breve detención antes de iniciar la cirugía, en la que el equipo ya reunido en quirófano toma unos segundos para enfocar su atención en el paciente y en su familia. No se trata de un protocolo técnico, sino de un gesto profundamente humano. Un instante de conciencia, de presencia, de respeto.

Durante esta pausa, el equipo recuerda el propósito compartido: cuidar la vida. Se evocan cualidades como la sabiduría, la serenidad y la valentía, tan necesarias para las decisiones que están por tomarse. Y se reafirma el compromiso, tanto individual como colectivo, de ofrecer lo mejor para el bienestar del paciente.

Impulsada por el Dr. Carlos Moldes, esta práctica viene a poner palabras y forma a algo que muchas veces se siente pero no siempre se expresa. En su mirada, la medicina no solo cura, sino que también cuida. Y ese cuidado comienza incluso antes del primer gesto técnico.

En esta nota compartimos un paper elaborado por el Dr. Moldes, en el que profundiza sobre los fundamentos, beneficios y sentido de esta práctica. Una invitación a repensar el acto quirúrgico como una instancia no solo médica, sino también ética, relacional y profundamente humana.

Porque detenernos un instante, puede ser una experiencia transformadora para todas las Personas involucradas.

Artículo: «Surgery with compassion: A potential shift in surgical paradigms»